3 maneras de afrontar la "Depresión preotoñal"
- Judit Turon Albareda
- 5 sept 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 6 sept 2022
Adiós agosto, adiós vacaciones de verano. Hola septiembre. Otoño te estoy viendo por el rabillo de mi ojo derecho ya. No sé si comprarme una agenda escolar o una agenda para adultos. Bienvenida depresión preotoñal, vamos a darte una oportunidad.
Doble realidad
Cuando empecé a trabajar, justo después de terminar la carrera, recuerdo entrar en una papelería y querer comprar una agenda para organizarme (en esto siempre he sido muy offline). Quería continuar con la tradición de tener una agenda donde anotar las tareas, reuniones, deadlines, vacaciones, etc. ¿Podéis creer que fue en ese momento cuando fui consciente de la realidad "año escolar" vs "año natural"?
¿Hacia dónde quería ir? Veía las agendas escolares con sus trimestres y semestres, la sección de notas, frases y pegatinas Mr.Wonderful... Y luego había las agendas para adultos, con sus tapas de colores sobrios, un pequeño calendario anual en la parte delantera y alguna sección para incluir mails y números de teléfono relevantes (todo un tanto casposo hay que decir).
Durante los dos primeros años de mi vida laboral continué con mi modelo de agenda escolar. Es lo que tiene trabajar en B2C y en comunicación, los momentos de pico de consumo, las fiestas locales y nacionales, el pensamiento creativo fomentado por esos colores vivos... reafirmaron que era necesario continuar con el año escolar.
Pero hubo un momento en el que el año escolar se quedaba corto con planes de marketing anuales, objetivos a cumplir a final del año natural, cierres de año llenos de deadlines, campañas de comunicación a largo plazo... la vida adulta señoras. Pasaban los años, las responsabilidades crecían y los colores están genial para continuar organizándote pero ya me sobraban las frases Mr.Wonderful y la sección delantera de la agenda con "datos personales y tu tutor en caso de emergencia".
Cuando entré en esa papelería en busca de mi agenda fui consciente de que existen dos tipos de personas, las de "Septiembre, el curso empieza" vs las de "Enero, año nuevo vida nueva" y con el tiempo me he dado cuenta que mi trayectoria profesional me ha metido en el target de Enero. Así que ahora mismo, inicios de septiembre y vuelta a la rutina escolar, me siento tranquila y con la lista de propósitos de 2023 casi por empezar. ¿Será que escogí enero para procrastinar un poco más? Sea como sea, septiembre ha pasado a ser un mes más, un poco de más porque si no hay vuelta al cole ¿para qué lo quiero?
Meses de bulto
Si septiembre deja de ser vuelta al cole pierde emoción. Súmale octubre y noviembre sin nieve, sin canelones ni regalos y con algún puente para recordar lo que son las vacaciones... y me los comparas los 3 con Diciembre. ¿Qué tal? ¿Regulín verdad? Son esos meses que ves en el calendario y los quieres pasar rápido como las bandas de cera depilatorias.
Septiembre, octubre y noviembre están metidos con calzador antes de diciembre. Ahí lo dejo.
Vais a pensar que no puedo empezar con este pesimismo el trimestre (eso mismo pensé yo la semana pasada al volver de vacaciones) y tenéis razón.
Después de pensarlo detenidamente, y sin la ayuda de mi psicólogo, me he dado cuenta de que no estoy viviendo la clásica depresión postvacional por la que parece que todos pasamos (y si no la pasas cuéntame tus vacaciones a ver qué has hecho esta vez...), estoy hablando de depresión preotoñal (quizá el término depresión es too much drama pero vende más seguro).
3 maneras de afrontar la "Depresión preotoñal"
¡Oh sí! La depresión preotoñal merecía esta sección para ella solita porque no está siendo nada fácil pero estamos en ello. Os comparto por dónde he empezado a gestionarlo (spoiler, de momento está funcionando) y así de paso lo dejo por escrito yen septiembre de 2023 recupero el ejercicio mental que hice.
1. Planifica los findes que quedan hasta mediados de noviembre
Puedo sonar obsesiva de la organización pero creedme, no es obsesión aún. Esos planes que en verano has ido posponiendo porque hacía demasiado calor y tocaba piscina y playa. Esos viajes de fin de semana a sitios donde en invierno te tendrían que pagar por ir del frío inhumano que hace.
Saco agenda e instagram y al buen brainstorming. No va a quedar ni un finde sin plan mínimo hasta la segunda semana de noviembre, donde ya estaré pensando cuándo gasto los días de vacaciones que me quedan para diciembre y ya huela el relleno de los canelones de mi abuela.
Empezar cada semana sabiendo el buen finde que me espera es top.
2. Reunionitis (laboral y social) para impulsar la productividad
Teniendo la oportunidad de trabajar en remoto o ir a la oficina, escoger ir presencialmente me ha ayudado muchísimo a ser más productiva, procrastinar menos y a la vez compartir la depre con el resto del equipo.
Organizar puntos de situación algo más frecuentes a la vuelta de vacaciones con todo el equipo para volver a coger el ritmo, recuperar el backlog de las cosas pendientes y tener claras las prioridades antes de terminar el año me está ayudando a mantenerme motivada y a que los días pasen más rápido ;)
¿Y qué hay de la vida social entre semana aunque el verano haya terminado? Algún afterwork con antiguos compis para ponernos al día, cenas en horario europeo para ver aquellos amigos que han decido pasar todo el verano en Tailandia o en Punta Cana y hace meses que no ves. Me distraen un miércoles y de repente ya es viernes.
3. Valorar el tiempo de impasse
Por último, y no por ello menos importante... todo lo contrario.
Me voy a tomar estos 3 meses como un impasse para pensar en el final de año, empezar a darle vueltas a la lista de propósitos para el siguiente (y que no me pille el toro como siempre), mirar hacia atrás y analizar cómo ha ido el 2022 hasta ahora y ver qué me queda por hacer. En definitiva, poner un poco de orden vital para llegar, entonces sí, preparada para el "año nuevo, vida nueva" de mi querido enero.







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